En un momento sorprendente e inevitablemente conmovedor durante los Premios Caleuche 2025, el actor Gonzalo Valenzuela utilizó su tiempo en el escenario para dirigir un fuerte y apasionado mensaje en defensa de su compañero Roberto Farías. Las palabras del actor resonaron profundamente en la comunidad artística chilena, que se encontraba dividida entre la acción justa y el impacto de acusaciones no confirmadas.
Un Acto de Solidaridad en Tiempo de Controversia
Valenzuela aprovechó la plataforma que le proporcionaban estos prestigiosos premios para arrojar luz sobre una situación que, según él, había sido mal manejada desde el principio. En 2018, la actriz Catalina Bianchi acusó a Farías de haberla atacado violentamente en 2014 en su casa, acompañado de su familia. Este señalamiento inició un torbellino de reacciones que culminaron en una poderosa campaña de funa contra el actor, llevándolo a un tormento tanto personal como profesional.
Roberto Farías, quien siempre negó las acusaciones, decidió acercarse a la Policía de Investigaciones para que el asunto fuera investigado a fondo, un gesto que fue interpretado como muestra de su cooperación y voluntad de aclarar los hechos. Sin embargo, la ferocidad de la reacción pública, encendida por la inmediatez de las redes sociales y movida por el deseo de justicia, se extendió rápidamente y dejó secuelas difíciles de borrar.
El Caso de ‘El Performer’
La controversia llegó a un punto crítico cuando se anunció que Farías protagonizaría la obra ‘El Performer’ en el Teatro Mori en 2020. En un ambiente ya polarizado, grupos influyentes como la Red de Actrices Chilenas y el Sindicato de Actores de Chile (Sidarte) manifestaron abiertamente su oposición, centrada en las acusaciones contra Farías. Estos grupos, respaldados por una gran masa de seguidores, presionaron hasta que la función fue cancelada, recibiendo amenazas serias que incluían la quema del teatro y el hackeo de la transmisión en vivo.
Valenzuela, quien también estaba involucrado en la producción cancelada, no dudó en subrayar la ironía de haber sido
Comentarios
Lo que hizo Valenzuela no fue solo valiente, fue humano. En un mundo donde la justicia se vende en 280 caracteres, defender a alguien sin juicio formal es un acto de coraje que pocos tienen el alma para hacer. No se trata de si fue culpable o no, se trata de que nadie merece ser condenado por la opinión pública sin pruebas. La funa no es justicia, es venganza disfrazada de moralidad.
Y sí, sé que suena idealista, pero si perdemos la capacidad de dudar, de escuchar, de dar espacio a la posibilidad de que alguien pueda estar equivocado... entonces ya no somos una sociedad, somos una multitud armada con celulares.
Roberto Farías pidió investigación. Eso no es culpa. Eso es responsabilidad.
Qué patético. Un actor que se cree filósofo porque le dieron un micrófono. La justicia social no es un reality show donde el que grita más fuerte gana. Si alguien acusa de violencia, la carga de la prueba no es del público, es del sistema judicial. Pero claro, en Chile ahora se juzga por trending topics y no por evidencia.
Valenzuela no defendió a un hombre, defendió su propia imagen de ‘héroe moral’. Lo demás es teatro barato.
Estos artistas se creen los dueños de la verdad, pero cuando les toca pagar impuestos o no tener trabajo, nadie les da un palo. La funa fue justa, si te acusan de violencia y no te encierran, es porque el sistema está podrido. No me vengas con eso de ‘presunción de inocencia’, eso es para los ricos que tienen abogados de 500 mil pesos la hora.
Farías es un mierda y Valenzuela un cobarde por no decir la verdad. Si no lo hizo, que lo demuestre con un test de polígrafo, no con discursos de cine indie.
Hay una diferencia entre exigir responsabilidad y destruir una vida sin pruebas. No estoy diciendo que Farías sea inocente, pero tampoco que la comunidad artística haya actuado con sabiduría. La violencia no se combate con más violencia, sino con empatía y estructuras claras.
La canción de ‘El Performer’ se canceló por miedo, no por justicia. Y eso duele más que cualquier acusación, porque nos enseña que el arte ya no puede ser un espacio seguro para la duda, solo para el juicio rápido.
Miren, esto no es solo sobre Farías o Valenzuela. Esto es sobre Chile. Un país que se jacta de ser culturalmente avanzado, pero que cuando alguien cae, lo entierra con una pala de redes sociales y luego se olvida de que esa persona era un ser humano con hijos, con miedos, con historias que no aparecen en los titulares.
La cultura chilena ha sido siempre una mezcla de pasión y exceso. Pero hoy, en lugar de cultivar el diálogo, cultivamos el pánico. ¿Y qué pasa cuando la próxima acusación no es contra un actor, sino contra un profesor, un médico, un vecino? ¿Nos vamos a volver todos jueces sin tribunal?
Valenzuela no fue un héroe, fue un espejo. Y en ese espejo, vemos lo que nos hemos convertido: una sociedad que grita antes de escuchar, que condena antes de entender, que olvida que la dignidad no se pierde por una acusación, sino por la indiferencia que la sigue.
El problema no es la funa, es que no hay protocolos claros. Si una actriz acusa a un actor, debería haber un comité independiente, con psicólogos, abogados y representantes de víctimas, que investigue sin ruido. No se trata de proteger a nadie, se trata de proteger el proceso. Lo que pasó fue caos organizado.
Y sí, Valenzuela tenía razón en que la cancelación de ‘El Performer’ fue un error. No se puede castigar a toda una producción por las acciones de uno. Eso es colectivismo puro, y termina dañando a quienes no tienen nada que ver.
Yo vi el discurso de Valenzuela y lloré. No por él, sino por todos los que han sido destruidos sin juicio. No sé qué pasó en 2014. Pero sé que en 2020, una obra de teatro se canceló porque tenían miedo. Y eso es peor que cualquier acusación.
La cultura no puede vivir en estado de guerra. Necesitamos espacio para sanar, no para quemar teatros.
Claro, claro, ‘presunción de inocencia’... como si en Chile alguien fuera inocente hasta que se demuestre lo contrario. La realidad es que si te acusan de violencia y no te encierran, es porque el sistema está corrupto. Valenzuela no defendió a un hombre, defendió su propio ego. ¿Por qué no dijo ‘me retracto de haber trabajado con él’? Porque no quiere perder su carrera. Hipócrita de tres al cuarto.
El discurso de Valenzuela fue uno de los momentos más honestos que he visto en la televisión chilena en años. No es un discurso político, es un grito de desesperación. Porque si hoy se destruye a Farías por una acusación no probada, mañana se destruye a tu hermano por un mensaje malinterpretado. La justicia no es un hashtag. Es un proceso. Y cuando lo ignoramos, todos perdemos.
La funa no es justicia. Es terrorismo moral. Y en nombre de la ‘causa’, nos hemos convertido en lo que decíamos odiar.
Interesante cómo nadie pregunta por Catalina Bianchi. ¿Qué pasó con ella después? ¿La apoyaron? ¿La protegieron? ¿O también la dejaron sola en el medio de una tormenta mediática? La narrativa se centra en Farías, pero ella es parte del mismo sistema roto. ¿Y si ella no tenía otra forma de ser escuchada que acusar? ¿Y si la funa fue su única arma?
Esto no es blanco o negro. Es un sistema que falla en todos los lados.
Yo no se si Farías lo hizo o no, pero lo que si se que la gente se volvio loca. Se cancelo una obra por miedo, no por justicia. Y eso es triste. La cultura chilena se esta muriendo por miedo a decir algo mal. Si no podemos hablar de estos temas sin quemar teatros, entonces ya no tenemos cultura, tenemos pánico.
¡Claro, ahora es que aparecen los ‘defensores de los derechos humanos’! ¿Dónde estaban cuando ella habló? ¿Dónde estaban cuando ella no tenía trabajo, cuando nadie la creía? Ahora que alguien con más fama habla, todos se vuelven filósofos. Pero ella sigue sin voz. ¿O acaso creen que su trauma es menos válido porque no tiene un micrófono en un premio?
La funa no es el problema. El problema es que no se escucha a las víctimas hasta que alguien famoso lo dice.
¡¡¡VALLENZUELA SE VOLVIÓ EL SANTO DE LA JUSTICIA SOCIAL!!! ¡¡¡Mira qué héroe, se atrevió a decir algo que todos pensaban pero nadie tenía el valor de decir!!! ¡¡¡Y qué drama, qué emoción, qué cine de Netflix!!!
En serio, ¿esto no es el nuevo reality de Chile? ‘El Gran Hermano: Versión Acusaciones’. El que llora más, gana. El que grita más fuerte, es el más moral. ¡Qué espectáculo tan elegante!
Yo trabajé en el teatro Mori. Vi cómo se desmoronó todo. No fue solo el miedo a las amenazas. Fue que nadie sabía qué hacer. La producción tenía miedo de ser el siguiente blanco. Y no era por culpa de Farías. Era por culpa de un sistema que no tiene reglas. Nadie te protege. Nadie te explica. Solo te silencian.
La funa no es justicia. Es miedo con máscara de moralidad.