Abuso sexual: Qué es, cómo reconocerlo y qué hacer en Chile
El abuso sexual afecta a personas de todas las edades y genera consecuencias graves en la salud mental y física. Saber identificarlo y actuar rápido puede marcar la diferencia entre seguir viviendo con miedo o empezar a recuperarse. Aquí te explico de forma clara qué incluye este delito, cómo denunciarlo y dónde encontrar apoyo.
¿Qué se considera abuso sexual?
En Chile, la ley clasifica como abuso sexual cualquier acto de naturaleza sexual que se realice sin el consentimiento de la otra persona. No importa la edad, el vínculo familiar o la relación de poder; lo esencial es la falta de acuerdo libre y consciente. Incluye tocamientos, actos con penetración, exhibicionismo, producción de material pornográfico sin permiso y acoso sexual continuo.
Los signos de abuso pueden ser físicos (lesiones, infecciones) o psicológicos (ansiedad, depresión, cambios de humor). A veces la víctima no muestra síntomas visibles, pero siente miedo, culpa o aislamiento. Prestar atención a estos indicios ayuda a identificar situaciones que no deben pasar desapercibidas.
Cómo actuar si eres víctima o testigo
Si sospechas que tú o alguien que conoces está siendo abusado, lo primero es romper el silencio. Busca a una persona de confianza: un familiar, amigo o profesional de la salud. Compartir lo que ocurre permite que la víctima reciba apoyo emocional y que se tomen medidas legales.
En Chile, puedes denunciar el abuso sexual en cualquier comisaría o a través de la línea 133 del Ministerio del Interior. También existen organizaciones como el Serviu, la Fundación Paz y la Fiscalía especializada que brindan asistencia jurídica y psicológica sin costo.
Después de la denuncia, la autoridad iniciará una investigación. Es fundamental conservar pruebas (mensajes, fotos, ropa) y anotar fechas y detalles. No te sientas presionado para olvidar o minimizar lo ocurrido; la justicia necesita toda la información posible.
El acompañamiento terapéutico es clave para la recuperación. Servicios gratuitos como el Programa de Atención a Víctimas de Violencia Sexual del Ministerio de Salud ofrecen sesiones con psicólogos y grupos de apoyo. No dudes en acudir; la ayuda professional reduce el riesgo de trastornos a largo plazo.
Prevención también juega un papel importante. Educar a niños y adolescentes sobre límites corporales, el concepto de consentimiento y cómo decir “no” fortalece la resistencia ante posibles agresores. En el hogar y la escuela, fomentar la comunicación abierta permite que los menores denuncien cualquier irregularidad sin temor.En el ámbito laboral, las empresas están obligadas a implementar protocolos contra el acoso sexual. Si trabajas en una compañía, revisa el manual interno y reporta cualquier conducta inapropiada a Recursos Humanos o a la autoridad competente.
Recuerda que el abuso sexual no es culpa de la víctima. La responsabilidad recae siempre en quien comete el delito. Cambiar esa mentalidad errónea es parte del proceso de sanar y de construir una sociedad más segura.
Si necesitas ayuda inmediata, llama al 131 para emergencias psicológicas o al 128 para atención a víctimas de violencia sexual. Estos números están activos 24 horas al día y pueden conectar a la persona afectada con profesionales que la guíen paso a paso.
En definitiva, reconocer el abuso sexual, denunciarlo y buscar apoyo son pasos esenciales para romper el ciclo de violencia. Cada acción cuenta y puede salvar vidas. No estás solo; existen recursos, personas y leyes dispuestas a protegerte y acompañarte en el camino de la recuperación.