Escocia: todo lo que necesitas saber antes de viajar
Si estás pensando en cruzar el Atlántico y conocer la zona que inspiró a los poetas, este artículo es tu punto de partida. No importa si tu plan es recorrer los Highlands, visitar Edimburgo o probar el whisky; aquí tienes datos útiles y consejos prácticos para que tu viaje sea sencillo y memorable.
Los lugares imprescindibles
Primero, pon atención a los destinos que no puedes perderte. Edimburgo, con su Castillo en la colina y la Royal Mile, ofrece historia y vida nocturna en un mismo paquete. Glasgow, por su lado, destaca por su escena musical y museos gratuitos. Si buscas naturaleza, dirígete a los Highlands: el Loch Ness, el Glencoe y la Isla de Skye son panoramas que cortan la respiración. Cada zona tiene rutas de senderismo bien señalizadas, así que lleva zapatos cómodos y una chaqueta a prueba de viento.
Otro punto clave son los castillos. Más de 2.000 puntúan el mapa escocés, pero los más famosos son el Castillo de Stirling, el de Eilean Donan y el de Balmoral, residencia real. La mayoría abre al público en verano y cobra una entrada módica. Reserva con antelación si viajas en temporada alta, porque las colas pueden alargarse.
Clima y mejor época para viajar
Escocia tiene clima cambiante: lluvia ligera, niebla y viento pueden acompañarte a cualquier hora. Por eso, la mejor ventana para visitar es entre mayo y septiembre, cuando los días son más largos y las temperaturas rondan los 15‑20 °C. Aún así, lleva siempre una chaqueta impermeable; no hay excusa para mojarse sin protección.
Si prefieres evitar aglomeraciones, considera abril o octubre. Los paisajes siguen siendo verdes y los precios de alojamiento bajan un poco. Además, en otoño los bosques se tiñen de tonos dorados, lo que hace que las fotos sean espectaculares.
En cuanto al transporte, el tren es puntual y conecta las principales ciudades. Para los rincones rurales, alquila un coche: la libertad de parar en miradores inesperados vale la pena. Recuerda que en Escocia se conduce por la izquierda.
La gastronomía local también merece su momento. Prueba el haggis (un clásico que no es tan raro como parece), el salmon ahumado y los pasteles de carne. No te vayas sin catar una visita a una destilería: el whisky escocés tiene variedades que van desde el suave “single malt” hasta el robusto “blended”. La mayoría de las destilerías ofrecen tours guiados y degustaciones; lleva a un amigo para compartir la experiencia.
Finalmente, algunos trucos de viajeros: lleva una tarjeta SIM local o un plan de datos internacional para usar el mapa offline; compra la “National Trust” Pass si planeas visitar varios castillos y jardines; y respeta las normas de senderismo, como no dejar basura y mantener los animales salvajes a distancia.
Con esta información ya tienes una base sólida para organizar tu aventura escocesa. Disfruta del paisaje, la cultura y la hospitalidad del pueblo de los kilts. ¡Nos vemos en los Highlands!