El esperado regreso de Neymar: destellos de talento pero derrota para Santos
Santos anhelaba la chispa de Neymar para cambiar la dinámica de su temporada, y este 13 de abril volvió a alinear al astro en un partido cargado de expectativas frente a Fluminense. Pese al entusiasmo, la realidad golpeó fuerte: los paulistas acabaron perdiendo 0-1 y dejaron claro que el regreso de un ídolo no basta si el conjunto sigue mostrando debilidades en todas sus líneas.
Desde el primer minuto quedó claro que Neymar tenía ganas de hacer ruido. Se mostró intenso, con pases filtrados peligrosos e intentó conectar con Guilherme en una de las llegadas más prometedoras de Santos en la primera parte. Ese destello nació tras una recuperación en mitad de campo y un pase punzante que ilusionó a la grada visitante. No conforme, el delantero también buscó el gol con un cabezazo dentro del área, pero la defensa rival estuvo sólida para frenar el intento.
El partido también dejó ver la otra cara: el físico de Neymar, aunque resistente tras su lesión, terminó sufriendo la fricción de un fútbol brasileño cada vez más exigente. En una jugada de tensión, recibió una falta fuerte que terminó con tarjeta amarilla para el jugador de Fluminense, desatando la bronca de la afición local que no dudó en abuchear al crack paulista durante gran parte del encuentro.
La brecha entre Santos y los grandes se amplía
Fluminense entendió cómo incomodar a Santos: presión alta, ataques al espacio y saber aprovechar los errores defensivos del oponente. Así llegó el único gol, después de una desconcentración atrás. El equipo de Río jugó con calma, sabiendo que los nervios estaban del lado de los visitantes.
Aunque Neymar se multiplicó para generar fútbol, sus esfuerzos no tuvieron suficiente eco. Por momentos, Santos mostró desconexión entre las líneas, y faltó esa pausa o profundidad en el último pase, ese toque diferencial que siempre marcó el juego de Neymar cuando ha estado rodeado de futbolistas en sintonía. Ahora, pareció remar mucho y avanzar poco. La defensa, además, volvió a dejar dudas importantes, y el mediocampo no logró frenar la salida rápida de los cariocas.
Esta derrota no solo pesa en la tabla, sino que deja la sensación de que Santos sigue varios escalones por debajo de equipos como Flamengo y el propio Fluminense, que dominan la parte alta del Brasileirao con plantillas robustas y bancos más largos. Incluso la energía de Neymar, tan celebrada por sus hinchas, no fue suficiente para maquillar la falta de ideas y solidez colectiva. El desafío ahora será grande: transformar esos destellos individuales en un juego coral, capaz de competir de verdad contra los favoritos.
Para una hinchada que durante años vivió la magia de su Neymar en plenitud, el reto es no caer en la nostalgia y empujar a un Santos que ya reclama soluciones de fondo, más allá de los regresos históricos.
Comentarios
Claro, Neymar es un genio, pero no es un mago. ¿Se creen que con un pase suyo se arregla un equipo que tiene más agujeros que un queso suizo? El fútbol no es una película de Hollywood, y Santos no es el Barcelona de 2011. Este club necesita un proyecto, no un regreso nostálgico.
El problema no es Neymar, es que nadie más en el plantel sabe qué hacer con la pelota cuando él la tiene. ¿Cuántos años más van a depender de un solo jugador mientras el resto sigue siendo un desastre organizado?
Esto es lo que pasa cuando los clubes se convierten en empresas de entretenimiento y no en instituciones deportivas. La afición se engancha con el nombre, no con el proyecto. Y cuando el nombre falla, todos se quedan con las manos vacías.
Ya no basta con decir 'es Neymar'. Hay que construir. Y Santos no sabe construir. Solo sabe esperar.
Y yo digo que esto es pura propaganda de la tv. Neymar no perdió el partido, los otros 10 lo perdieron. ¿O acaso se creen que un solo tipo puede ganar un juego solo? Es como decir que Messi ganó el Mundial solo. No, hermano. El fútbol es colectivo, y Santos es un desastre colectivo.
Y ojo, que el Fluminense no es nada del otro mundo, pero al menos no juegan como si estuvieran en un ensayo de teatro. Aquí, los de Santos parecen que no saben ni dónde está la portería.
La verdad es que este club está muerto. Solo que nadie se atreve a decirlo. Porque si lo dicen, los fanáticos los llaman traidores. Pero la realidad no se esconde con memes de Neymar.
Me duele ver a Santos así. No por Neymar, sino por los chicos que se esfuerzan todos los días y no tienen la misma luz. Ellos merecen más que un regreso que no soluciona nada.
Yo sé que muchos dicen 'ya no es el mismo Neymar', pero lo que veo es un jugador que da todo lo que le queda, y aún así no basta. Eso no es culpa suya.
Lo que necesitamos es un club que valore el desarrollo, no solo los nombres famosos. Que invierta en canteras, en entrenadores, en estructura. No en contratos de marketing.
Hay esperanza si dejamos de mirar solo al héroe y empezamos a ver al equipo. Porque los héroes pasan. Los clubes, si se hacen bien, duran.
¿Saben qué me conmueve de este partido? Que Neymar, a pesar de todo, sigue jugando con el corazón. No con el contrato, no con el Instagram, no con la imagen. Con el corazón. Eso no se compra. Eso se nace.
Y en un mundo donde el fútbol se ha convertido en una mercancía, donde los jugadores se cambian como camisetas y los clubes son fondos de inversión, ver a alguien como él, que aún se emociona con una jugada, que aún corre detrás de una pelota como si fuera la última, eso es raro. Eso es valioso.
Santos no es solo un equipo, es una cultura. Una que nació con Pelé, con Coutinho, con Vavá. Una que creció con la humildad de quien sabe que el fútbol no se mide en dólares, sino en lágrimas, en gritos, en noches sin dormir.
El problema no es que Neymar no sea suficiente. El problema es que nadie más recuerda cómo se juega con esa alma. Que el club olvidó que el fútbol no es solo táctica, es poesía. Y la poesía no se compra en el mercado de transferencias.
Por eso, aunque pierdan, aunque estén en la zona de descenso, aunque los medios los llamen 'el equipo de Neymar'... mientras él siga corriendo con esa mirada, yo sigo creyendo. Porque el alma de Santos no está en la tabla, está en ese pase que no se ve, en ese regate que no se entiende, en ese silencio que sigue al gol que no llegó. Eso es lo que no se puede vender. Eso es lo que nunca se pierde.
La clave no es Neymar, es el mediocampo. Si no hay alguien que controle el ritmo, si no hay alguien que le dé espacio al 10, todo se desmorona.
En este partido, Santos tuvo más posesión que Fluminense, pero no generó peligro real porque no había nadie que conectara la defensa con el ataque. El problema no es el delantero, es el que está detrás.
El técnico necesita un volante de contención, no un nuevo delantero. Y necesita coraje para sacar a los que no cumplen. No se puede seguir confiando en jugadores que no tienen ritmo ni intensidad.
Y sí, Neymar está bien físicamente, pero no puede estar 90 minutos marcando a dos defensores. Necesita apoyo. Sin eso, es un genio solo en una cancha vacía.
Si no arreglan esto, ni Messi podría salvarlos. Y eso es lo que más duele: que el talento individual no puede compensar la falta de estructura.
Me encanta ver a Neymar jugar, pero lo que más me toca es ver a los hinchas de Santos gritando sin esperanza. Eso duele más que la derrota.
No quiero que lo olvidemos: este club les dio a muchos de nosotros la primera emoción deportiva. No podemos dejarlo caer por un mal momento.
Hay tiempo. Hay gente buena en la cantera. Solo falta quien los guíe con calma, no con gritos ni con ilusiones falsas.
Y si Neymar se queda, que sea por amor, no por nostalgia. Y si se va, que se vaya con el respeto que se merece. Pero que el club no se pierda en el camino.